Por qué sufrimos? Un fragmento de la Ley de Causa y Efecto

 Recibí esta pregunta que me pareció muy interesante,  

  • Queria saber que opinas, ¿Somos arquitectos de nuestro propio destino, todo está escrito, o tenemos un karma de vidas pasadas?

  • ¿Por qué sufrimos? Que hice yo para merecer esto? 

Es agradable pensar que todo lo bueno que nos ocurre es el producto de nuestras buenas acciones; pero por el contrario, nos cuesta aceptar que las situaciones negativas que se nos presentan también las hemos creado. Se nos hace difícil llegar a entender por qué y cuándo generamos lo negativo.

El PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO  nos da la respuesta al explicarnos que son muchos los planos de causación; algunos de ellos provienen desde muy atrás en el tiempo y están dormidos en la memoria, son eventos que pudieron haberse dado tanto en la infancia como en vidas anteriores.

Llamamos "planos de causación" a los lugares, personas y eventos que nos han enseñado un "patrón mental o creencia " que tomamos como verdaderos.


Genéticamente recibimos la "influencia" de nuestros padres, a eso le agregamos la influencia de cuatro abuelos, ocho bisabuelos. Así, esta cadena continúa infinitamente. También recibimos las influencias de la sociedad en la que crecemos, la religión que practicamos, las instituciones, etc. Estos son sólo algunos ejemplos para indicar que existen muchos planos de causación y nosotros somos el resultado de la suma de dichos planos. 


"Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad pero nada escapa a la Ley"


En física, la tercera ley de Newton nos dice que a toda acción le corresponde una reacción igual y de sentido contrario. (el efecto dominó que regresa a tí)

Christma, Jesús hablan de “Lo que el hombre sembrare, eso cosechará”

Mahoma, habla de la importancia de hacer buenas obras.


Por lo tanto en un plano espiritual, decimos que es verdad que existe un destino en donde nacer y recoger los frutos sembrados anteriormente. Nacemos en el justo lugar donde teníamos que nacer, nos encontramos con la situación perfecta para nuestro aprendizaje.

Esto quiere decir que reencarnamos en grupos en los cuales vamos intercambiando roles.

Nos reencontramos con las mismas personas a lo largo de numerosas vidas. En síntesis, si perjudicamos a una persona, es muy probable que en la próxima vida nos toque ser perjudicados por ella. 

Al mismo tiempo y muy importante, tenemos el libre albedrío para hacer lo que queramos con nuestra vida, SOMOS El ARQUITECTO DE NUESTRA VIDA, desde la primera, pero claro, todo tiene su consecuencia, toda libertad termina cuando empieza la del otro. 

Al bajar al plano terrenal, firmamos unos contratos Kármicos con ciertas personas que cruzaremos en nuestro camino si o si, no se pueden romper el acuerdo, pero sí está escrito en borrador, por lo tanto se puede cambiar, la misericordia existe y el destino siempre puede ser el mejor. Por lo tanto depende de mi libre albedrío de que maner involucrarme,  con venganza o cortando la rueda kármica 

El proceso de "pagar” nuestras deudas está acelerado en esta Nueva Era. Lo que antes nos llevaba varias vidas entender y saldar, ahora, en la Era de Acuario, se realiza en esta misma encarnación. Si hoy perjudico a alguien, es muy probable que me toque pagarlo mañana mismo, no en la próxima vida ni diez vidas adelante. 


El Karma es la ley de compensación, no de venganza. La ley recompensa o castiga según el comportamiento. Si no existiera esta ley, el mundo sería un lugar totalmente inhabitable y miserable, no existiría un incentivo para las obras de bien y el amor. 

Si observas, todos por más enojados que estemos tenemos algún tipo de motivación para seguir en este mundo. 

La ley es similar a una balanza, toda causa buena tiene un efecto bueno, con el simple hecho de obrar mayormente bien, el resultado será el esperado. 

Hagamos que el lado del bien tenga mayor peso, para recolectar los frutos que queremos. No se paga solamente con dolor, tambien se paga haciendo el bien.

Vamos a aclarar que no todo es porque en otra vida fui mala persona, recuerda, el destino se puede modificar. Muchas veces, o mejor dicho siempre, las amarguras que estas pasando son propias de no admitir la responsabilidad de los errores pasados, ésto, no tiene nada que ver con la culpa. Ser responsable de los actos no es culparse por haberlos cometido. 

Muchas personas sólo se acuerdan de sus amarguras, mas nunca de los sufrimientos ajenos. Éste estado egoísta no sirve para nada, lo único que consigue es agravar el propio sufrimiento. El acto de ayudar a los que lo necesitan, a los que lo piden, ponerse en el lugar del otro, es una de las sensaciones más placenteras que podemos sentir, porque generamos vibraciones más altas y nuestro propio Dharma

¿Existe la posibilidad, que al ser tan egoístas, envidioso, etc con el prójimo, necesitamos tanto sufrimiento para poder entender la importancia del bien, y que todos somos uno y nadie se escapa de esta ley?

Pues no, no necesitamos sufrimiento, lo generamos desde nuestro libre albedrío egoísta, es el efecto dominó.

Todos llevamos dentro nuestro un gran enemigo, el ego. 

Nuestro ego nos hace sentir que estamos separados del resto. A través de tener un nombre propio, un cuerpo, una estructura social, familiar y demás. Nuestro ego nos dice que somos únicos y especiales, y tratará de probarlo de mil maneras. En cambio, nuestro Espíritu nos indica que todos Somos Uno Solo, que no existe tal separación.

En el inconsciente colectivo de la sociedad occidental podemos comparar el efecto de la separación con el concepto del "pecado original". En la Biblia, esto se explica con la imagen de la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. 

La sensación o desconexión de nuestra Verdadera Fuente (el paraíso) es la que genera todos nuestros miedos, angustias, envidia, egoísmo, odio, maldad y los problemas mayores. Un ejemplo de esto es la soledad. La soledad no se resuelve teniendo a una persona al lado nuestro; en muchos casos, uno puede llegar a sentirse horriblemente solo aún estando acompañado. La soledad es un problema personal y tiene que ver con la sensación de estar desconectado. Solamente reparando esa conexión podemos sentirnos plenos, completos y felices. 

Curiosamente, muchas iglesias fomentan la idea de separación y no la de unión. Esto se debe a que se basan en las leyes del ego y no las del Espíritu. El miedo más grande, inconsciente que existe es el miedo a Dios, a recibir Su condena o castigo, lo cual es totalmente absurdo.

El efecto de la separación produce un sentimiento de culpa y, como consecuencia, la culpa busca castigo. Cada vez que nos sentimos culpables de algo que hemos hecho, nuestra propia mente se encarga de crear el castigo correspondiente. Este castigo puede ser, por ejemplo, la soledad, la falta de dinero, una enfermedad, problemas de familia o de pareja.

La culpa no termina en nosotros. La mayoría de las veces, el ego busca proyectar esta culpa hacia afuera y es así como encontramos a los "culpables" de nuestra infelicidad. Eso no es Justicia Divina. Es tu propia vara con la que serás medido.

La mayoría de las personas que no perdonan sienten que alguien tiene que pagar por lo que les ha sucedido; existe en ellas una sed de justicia que, en apariencia, no se da en este plano. La Justicia Divina opera a través de la Ley de Causa y Efecto. En consecuencia, debemos aprender a ser conscientes de nuestros actos. 

El ciclo de culpa y castigo, fue creada por nuestro "ego". 

El proceso de liberación del karma comienza con el reconocimiento de la proyección que hacemos hacia los demás. Es decir que tenemos que empezar a reconocer que "no hay culpables fuera de nosotros", sino que, de alguna manera, uno está proyectando el problema hacia afuera. 

Luego, debemos reconocer que tampoco nosotros somos culpables, sino que solamente hemos cometido algunos errores. 

Finalmente, debemos reparar esos errores corrigiendo nuestra percepción de la vida.


La meditación, el proceso del perdón y la buena acción son el camino para el Dharma, de nada sirven las buenas intenciones si no hay acciones. 


La justicia sin misericordia es tiranía.

La misericordia sin justicia es tolerancia, complacencia con el delito.

Si la existencia no fuera negociable, no existiría la Misericordia Divina, y no me cabe en la cabeza la maldad de un Dios. Si no existe misericordia para los demás, no existe misericordia para nosotros mismos.  






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